Kitchen Business
¡Y aquí seguimos! Esto de estar en internet está dando cierto nivel de continuidad (que es el tercer día, tampoco vamos a estar tirando cohetes pero por algo se empieza damas y caballeros). Por lo tanto, ya sabemos lo que toca, ¡NUEVO DÍA DEL RETO!
Síiiii, ya escribiré por mi propio placer y voluntad, promocionando cosas propias pero de momento y mientras tenga el cerebro estrujado a causa de exámenes y trabajos qué mejor que seguir unas breves indicaciones de qué escribir. Es algo más práctico.
Y hoy toca...
Wow.
Síiiii, ya escribiré por mi propio placer y voluntad, promocionando cosas propias pero de momento y mientras tenga el cerebro estrujado a causa de exámenes y trabajos qué mejor que seguir unas breves indicaciones de qué escribir. Es algo más práctico.
Y hoy toca...
#3 Escribe una historia con: "Estoy de pie en la cocina...". Debe ser una historia de suspense.
Wow.
Allá vamos.
Kitchen business
«Estoy de pie en la cocina y no recuerdo cómo he llegado aquí. Intento controlar mi agitada respiración mientras paseo la mirada por el caos que me rodea, evocar algún recuerdo pero mi mente es un pozo oscuro en el que solo se oye un ruido blanco.
Todos mis sentidos están embotados por lo que debo llamarlos uno a uno, debo adueñarme de ellos y quizá eso me permita recordar qué hago aquí.
El primero en reaccionar es el olfato. Percibo el aroma de un plato exótico a medio preparar, comida hindú. Si, huelo la carne apartada del fuego. Es una cocina de fogones no eléctrica, en el aire aún queda el conocido aroma del gas. Percibo las diferentes especias estimulando mis sentidos. Hay flores frescas, lirios, pero por debajo de todos aquellos olores se percibe el perfume de mujer. Es una colonia cara que unida al que debe ser su champú o su mascarilla de frutas exclusivas, la crema que utiliza en las manos y el maquillaje de su rostro además de su propio olor corporal crea una esencia única que destaca. Olfato listo.
El gusto reacciona casi al momento y la lengua se retuerce dentro de mi boca, estimulada por la carne a medio preparar aunque rechaza los sabores artificiales que envuelven a la mujer. ¿Mi mujer? Es tan dificil recordar. Mi cabeza está por estallar y el pozo oscuro de mi mente comienza a llenarse de pinceladas de colores, como manchas abstractas y sin sentido.
El oído me trae el canto de las aves desde el exterior. Percibo el aspersor regando el jardín, música de fondo, mis latidos, mi respiración... Y la suya. Es agitada, convulsa por los jadeos nerviosos. Llora. ¿Qué le ocurre? ¿Qué la angustia?
Abro los ojos y despierto la vista. La cocina es un caos. La carne está tirada sobre la encimera y el fuego está apagado en el hornillo aunque parece todavía caliente. Las especias se encuentran esparcidas por el suelo creando una amalgama de colores y el jarrón de los lirios está destrozado.
Los recuerdos acuden a mi mente cuando despierta el tacto y percibo el peso del cuchillo en la palma de mi mano derecha. Cierto, había venido por trabajo.
— Disculpe, Madame Baudelaire, pero su reacción hizo que se me fuera la cabeza un instante. ¿Dónde nos habíamos quedado?
El grito de la mujer se vio amortiguado por la mordaza cuando me acerqué a ella.»
¡Espero que les haya gustado! Mañana más y mejor.
Todos mis sentidos están embotados por lo que debo llamarlos uno a uno, debo adueñarme de ellos y quizá eso me permita recordar qué hago aquí.
El primero en reaccionar es el olfato. Percibo el aroma de un plato exótico a medio preparar, comida hindú. Si, huelo la carne apartada del fuego. Es una cocina de fogones no eléctrica, en el aire aún queda el conocido aroma del gas. Percibo las diferentes especias estimulando mis sentidos. Hay flores frescas, lirios, pero por debajo de todos aquellos olores se percibe el perfume de mujer. Es una colonia cara que unida al que debe ser su champú o su mascarilla de frutas exclusivas, la crema que utiliza en las manos y el maquillaje de su rostro además de su propio olor corporal crea una esencia única que destaca. Olfato listo.
El gusto reacciona casi al momento y la lengua se retuerce dentro de mi boca, estimulada por la carne a medio preparar aunque rechaza los sabores artificiales que envuelven a la mujer. ¿Mi mujer? Es tan dificil recordar. Mi cabeza está por estallar y el pozo oscuro de mi mente comienza a llenarse de pinceladas de colores, como manchas abstractas y sin sentido.
El oído me trae el canto de las aves desde el exterior. Percibo el aspersor regando el jardín, música de fondo, mis latidos, mi respiración... Y la suya. Es agitada, convulsa por los jadeos nerviosos. Llora. ¿Qué le ocurre? ¿Qué la angustia?
Abro los ojos y despierto la vista. La cocina es un caos. La carne está tirada sobre la encimera y el fuego está apagado en el hornillo aunque parece todavía caliente. Las especias se encuentran esparcidas por el suelo creando una amalgama de colores y el jarrón de los lirios está destrozado.
Los recuerdos acuden a mi mente cuando despierta el tacto y percibo el peso del cuchillo en la palma de mi mano derecha. Cierto, había venido por trabajo.
— Disculpe, Madame Baudelaire, pero su reacción hizo que se me fuera la cabeza un instante. ¿Dónde nos habíamos quedado?
El grito de la mujer se vio amortiguado por la mordaza cuando me acerqué a ella.»
¡Espero que les haya gustado! Mañana más y mejor.
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