Análisis: Infierno - La Divina Comedia
¡Buenas tardes!
He vuelto con entusiasmo y energía para traer una nueva sección al blog. Estos días no han caído por aquí ni relatos del reto ni variados. He decidido dar un descanso mientras estaba en otros proyectos.
La nueva sección: Análisis y Reseñas. Es decir, daré mi opinión sobre lo que leo (que no leo poco, así que me tendrán que aguantar opinando mucho). Y como no podía ser de otra forma, porque yo soy así y siempre que empiezo lo hago a lo grande, mi primer análisis será Infierno, la primera de las tres partes de La Divina Comedia.
La Divina Comedia es un poema escrito por Dante Alighieri. El poeta la llamó originalmente Commedia ya que la escribió en italiano, una lengua "vulgar", en lugar de latín como se escribían las elevadas Tragedias. Fue más tarde Giovanni Boccaccio quien añadió el adjetivo "divina".
Infierno (en el que nos vamos a centrar) narra el descenso del poeta por el mismo guiado por el alma de Virgilio, poeta latino autor de la Eneida. Consta en total de 34 cantos. La obra se centra en el número 33 por lo que uno pensaría, ¿cómo es que el Infierno tiene uno más? El primero de todos es una introducción y luego los treinta y tres correspondientes.
He vuelto con entusiasmo y energía para traer una nueva sección al blog. Estos días no han caído por aquí ni relatos del reto ni variados. He decidido dar un descanso mientras estaba en otros proyectos.
La nueva sección: Análisis y Reseñas. Es decir, daré mi opinión sobre lo que leo (que no leo poco, así que me tendrán que aguantar opinando mucho). Y como no podía ser de otra forma, porque yo soy así y siempre que empiezo lo hago a lo grande, mi primer análisis será Infierno, la primera de las tres partes de La Divina Comedia.
La obra
La Divina Comedia es un poema escrito por Dante Alighieri. El poeta la llamó originalmente Commedia ya que la escribió en italiano, una lengua "vulgar", en lugar de latín como se escribían las elevadas Tragedias. Fue más tarde Giovanni Boccaccio quien añadió el adjetivo "divina".
Infierno (en el que nos vamos a centrar) narra el descenso del poeta por el mismo guiado por el alma de Virgilio, poeta latino autor de la Eneida. Consta en total de 34 cantos. La obra se centra en el número 33 por lo que uno pensaría, ¿cómo es que el Infierno tiene uno más? El primero de todos es una introducción y luego los treinta y tres correspondientes.
El Análisis
El viaje comienza en el Vestíbulo del Infierno. (Tranquilos, no vamos a ir canto por canto, que como dije son treinta y cuatro y eso nos tomaría una eternidad. Además, esta es una de esas obras de estudio y aunque tengo la pasión, no tengo los conocimientos suficientes sobre la vida del autor para llevarlo a cabo. Relax.)
Dante se encuentra en «...una selva oscura después de dar mi senda por perdida.» Está en mitad de su vida en un mundo de pecado (tengo un maravilloso libro que me explica los símbolos y expresiones del lenguaje y quién es quien. Divino). Ya empezamos bien, todos estamos en ese lugar oscuro y sombrío, de hecho todos ustedes me leerán y algo que uso con frecuencia son lugares sombríos, bosques, porque representan «el buen camino abandonado.»
La cuestión es que Dante está perdido en un mundo de pecado, acosado por una pantera (que simboliza la lujuria), un león (que simboliza la soberbia) y una loba (que simboliza la avaricia). En esta desesperación, una sombra aparece y no es otro que Virgilio, el poeta que tanto admira Dante (y como ha de hacerlo que lo nombra su guía en Infierno y Purgatorio) para sacarlo de aquel trance y llevarlo hasta el Paraíso.
Virgilio viene enviado por las tres grandes mujeres: la Virgen María, Santa Lucía y Beatriz, el amor de Dante. Es una gran demostración de cuánto amaba el poeta a esta mujer el hecho de haber puesto a Beatriz a la misma altura que las otras dos en cuanto a santidad, pureza, todo.
«Por mí se llega a la ciudad doliente,
por mí se llega al llanto duradero,
por mí se llega a la perdida gente.
Me hizo mi alto hacedor por justiciero:
el divino poder me dio semblanza,
la suma ciencia y el amor primero.
Nada hay creado que en edad me alcanza,
no siendo eterno, y yo eterna duro.
¡perded cuantos entráis toda esperanza!»
Canto III
Creo que todo el mundo ha oído en algún momento de alguna forma estas palabras tan estremecedoras y conoce las puertas del Infierno. Enormes, estremecedoras y tan solo el preludio de lo que contienen detrás.
Nada más entrar ya están siendo castigadas las almas de todos aquellos que, en pocas palabras, se lavaron las manos, que no supieron actuar, que se desentendieron. Dante cruza el Aqueronte (primero de los ríos infernales) gracias a Caronte entrando en el primero de los círculos.
No quiero explayarme demasiado en un análisis profundo pero encuentro fascinante como Dante se conmueve durante los cinco primeros círculos: Limbo, Lujuria, Gula, Avaricia e Ira.
En el primero es más que comprensible, allí van las almas no bautizadas o aquellos que no compartían la religión cristiana pero han sido buenos sin embargo, no pueden acceder al cielo. No están castigados pero tampoco son premiados, simplemente están. Ése es el círculo al que pertenece Virgilio.
Los otros cuatro son pecados de la carne: sexo voraz, hambre voraz, un ansia insaciable por el dinero (por gastarlo o por guardarlo) y la furia implacable que corroe las entrañas y borbotea. Son pecados terribles pero incluso comprensibles, porque no se puede dominar al cuerpo, éste sucumbe a los pecados.
Para abandonar la Ira cruzamos la laguna Estigia gracias a Flegias (aunque tuvimos ciertos inconvenientes con las arpías. Esto de cruzar el infierno con un vivo tiene sus dificultades. Nadie lo reconoce y los demonios menos pero Dante tiene a Virgilio y éste trae órdenes desde lo alto) y llegamos a la Ciudad de Dite, al bajo Infierno donde se encuentran los pecados realmente graves.
Como he dicho, los primeros cuatro pecados son pecados de la carne, son excesos incontrolables pero lo que viene a continuación son pecados de la mente, algo meditado. Son crímenes voluntarios.
Los círculos que continúan son: herejía, violencia, fraude y traición.
A los herejes los encierra en tumbas ardientes, son aquellos que negaron la inmortalidad del alma. Es como, ¿que no crees que existe el alma? Aquí tienes toda una eternidad para sufrir por tu estupidez. (En estos cantos lo que se habla en realidad es de la situación política de Florencia).
La violencia se divide en tres recintos:
- El primero es para los que se dejaron llevar por la violencia: en aquellos que uno piensa normalmente cuando la palabra "violencia" acude a su mente. (Lamento repetir la palabra);
- El segundo es para los violentos contra sí mismos - los suicidas: las almas caen aquí como una semilla y de ésta brota un árbol. Es decir, que este recinto es el Bosque de los Suicidas. Las almas son torturadas por las Harpías, que desgarran sus ramas y troncos, haciéndolos sangrar y proferir alaridos y cuando llegue el juicio final de sus ramas colgaran sus cuerpos esperando el veredicto. ¿Terrible, no?
- El tercero es para los violentos contra Dios y la naturaleza. Es decir, aquellos que han blasfemado y los sodomitas.
Dante en ningún momento tiene problema en dar nombres y apellidos. Lo podría haber comentado antes pero me gusta detenerme ahora tras el asunto de los sodomitas, que lo ha puesto al mismo nivel de atentar contra Dios. En la obra, lo más importante es el recorrido por el infierno donde quedan plasmados los horrores, los terribles castigos que uno puede sufrir si comete alguno de los crímenes que se están mencionando (podría tirarme días escribiendo sobre cada uno de ellos, cuanto más se ahonda peores son). No obstante, en ella se puede ver el amor de Dante por su Florencia natal, de la que fue exiliado por las disputas políticas entre Güelfos y Gibelinos y como ello lo mueve tanto como su amor por Beatriz. En todo momento vemos eso, lo menciona y castiga a los culpables dándoles el sitio que cree conveniente en el infierno. Además de los rumores pertinentes de la época para algunas de los mencionados y ya luego los famosos de la historia. Aquí estamos todos, del pobre al rico, del santo al miserable si no tenemos cuidado, podemos acabar en el infierno.
Continuamos el descenso.
El Fraude. La mentira, el engaño. Lo que la diferencia de la traición es que no se comete con gente de confianza. Es decir, sí, te has ganado la confianza de alguien, le has mentido, lo has traicionado de alguna forma. Pero no es tu amigo del alma, no es tu hermano. Es un cualquiera. En resumen, que la diferencia entre el fraude y la traición es el nivel de confianza que haya con el engañado (y probablemente las intenciones, porque no es lo mismo robar que asesinar como ocurre más abajo). Aquí lo que hay son Diez Malasbolsas.
- Primera Malabolsa: Rufianes - aquí tenemos a los proxenetas y seductores. ¡El héroe Jasón está entre ellos! Por dejar a tantas mujeres, entre ellas la pobre Medea, después de utilizarlas para sus medios. Marchan durante la eternidad azuzados por los demonios.
- Segunda Malabolsa: Aduladores. Uff... me da que se está empezando a saturar esta. ¿El castigo? Hundidos en excrementos humanos, en la inmundicia que sus palabras produjeron.
- Tercera Malabolsa: Simoníacos, aquellos que se encargaron de la compraventa de la espiritualidad. Estos cuelgan del revés mientras les queman los pies.
- Cuarta Malabolsa: Los Adivinos, todos aquellos brujos, falsos profetas que venden el futuro. Estos tienen la cabeza del revés, ya que quisieron mirar hacia adelante, ahora nunca más (se que dije que no iba a extenderme con los castigos pero el Fraude es casi imposible de dejar de lado).
- Quinta Malabolsa: Los Barateros, políticos corruptos ahogados en pez hirviente. ¡Otra bolsa que va a explotar como se empiece a llenar!
- Sexta Malabolsa: Los Hipócritas, obligados a cargar capas doradas pero que en realidad son de plomo. Me parece buenísimo esto, el poner plomo bañado en oro. En el momento que lo leí tuve uno de mis arrebatos (y todo tiene un motivo relacionado con lo personal y con una de mis historias, con el relacionar la falsa apariencia de plomo bañado en oro sin haber leído antes este pasaje del Infierno y me sentí realizada, satisfecha y en paz.).
- Séptima Malabolsa: Ladrones, son perseguidos y mordidos por serpientes y custodiados por un centauro escupefuego (Caco, de cuyo nombre viene lo de llamar "cacos" a los ladrones. No digan que no aprenden cosas conmigo). La metamorfosis cruel que describe de humano a serpiente y viceversa es retorcida y oscura.
- Octava Malabolsa: Consejeros fraudulentos, envueltos en llamas. Entre ellos se encuentran Ulises y Diomedes por la invensión del Caballo de Troya (increíble como los grandes héroes reciben su castigo, ya que no dejan de ser asesinos para uno de los bandos).
- Novena Malabolsa: Los sembradores de discordia. Estaba esperando esta bolsa porque hubo algo que me fascinó, aquí fue donde Dante colocó a Mahoma. No considera que su religión sea ni un insulto a Dios, ni venda algo falso (estaría entre simoníacos o con los violentos), tampoco que sea algo tan extraño que niegue la existencia del alma o una religión pagana (lo habría mandado con los herejes). Sin embargo, sí que cometió un crimen porque de no haber sido así, podría estar junto a Saladino en el Limbo. El crimen que le confiere es el de la discordia, el que se produzca la pelea, la lucha y las guerras.
- Décima Malabolsa: Falsificadores, aquí tenemos variedad (alquimistas, falsificadores, perjuros e imitadores). Están todos enfermos. Es terrible pensar como cuanto más se desciende más se van llenando las bolsas.
Bien, hasta ahora bajamos y bajamos y el infierno es ardiente, lleno de fuego... pero en la última bolsa llega un viento que no es normal. Recordemos que estamos en un sitio que no puede llegar ninguna corriente. Bajamos al último círculo y nos encontramos con lo más fascinante:
El infierno está congelado. De todas las religiones, hasta aquel momento Dante fue el único que imaginó un infierno de hielo en lo más hondo. En este momento es cuando cruzamos el último río. Quizá cruzar no sea la palabra adecuada ya que los recintos no están separados como los otros sino que se pasa de un sitio al otro a medida que se avanza.
- Primer recinto - La Caína: los traidores a la propia sangre, a la familia. Bautizada por Caín quien mató a Abel. Por si queda alguna duda, matar a la familia está mal. Aquí, entre los ilustres, tenemos a Mordred, asesino de Arturo Pendragón.
- Segundo recinto - La Antenora: los traidores a la patria. Y aquí Dante se quedó a gusto, porque si hasta ahora había puesto nombres, vemos como castiga físicamente a una de las almas por no querer decir el suyo propio. (Que no dice el propio pero canta el de los demás ni que fuera un canario)
- Tercer recinto - La Tolomea: los traidores a los huéspedes. ¡Esto sí que sí! Aquí se muestra que las leyes de la hospitalidad son lo más sagrado que hay en el mundo, estamos a dos pasos de salir del infierno y... ojo al dato, las almas de muchos que están aquí, ¡siguen vivas! Cuando uno traiciona a sus huéspedes su alma es enviada de inmediato al infierno y su cuerpo es ocupado por un demonio hasta el día de la muerte. Tan ruín es el crimen que se considera de igual vileza al criminal que a un demonio. ¡Es impresionante! No mereces ni esperar a la muerte para recibir tu castigo.
- Cuarto recinto - La Judesca: los traidores al hacedor. Aquí tenemos a lo peor de cada casa. Bruto y Casio como traidores de César, Judas (quien da nombre al recinto) como traidor de Jesucristo y por supuesto, Lucifer, Dite, como traidor de Dios. Quien como dice Dante «Si es que tan bello fue como hoy deforme y contra su hacedor hizo guerrilla, que de él se engendre el mal es bien conforme.» Criatura terrible a la que ni el poeta ni su guía se atreven a acercarse, con tres pares de alas que provocan ese viento, tres pares de ojos que lloran sangre y tres rostros con sus bocas respectivas que devoran a los antes mencionados. El que peor sufre es Judas pues su cabeza está dentro de la boca mientras que los otros dos tienen las piernas dentro.
Apoyándose en Virgilio, se acercan al centro mismo (muy cercano a Lucifer) y aprovechan un batir de alas para escalar. Entonces es cuando la gravedad del mundo se invierten y salen. Arriba es abajo, abajo es arriba, por fin están fuera del Infierno. Una larga travesía llena de angustia, desmayos, sufrimientos y lágrimas (lo que ha padecido Dante viendo a las almas y se ha salvado gracias a la protección de su guía).
«Tomamos el camino ese encubierto
para poder volver al luminoso mundo,
y, sin darnos reposo, al descubierto
subimos, él primero y yo segundo,
para admirar, por fin, las cosas bellas
del cielo, y desde aquel hueco profundo
salimos a dar vista a las estrellas.»
Canto XXXIV
Considero que es una obra impresionante, que me dejo mucho por decir y que sin duda Dante consiguió aquello que tanto ansiaba y que prometía a las almas del Inframundo: la inmortalidad. Su nombre quedó grabado para todos los tiempos.
Espero que les haya gustado, en breve volveré con más relatos.
Tengo que ponerme algún día con esta obra, un clásico. Solo he leído partes sueltas. Muy completo tu análisis. Qué actual como pinta el infierno. Saludos!
ResponderEliminarTe recomiendo leerla porque es un placer. Disfruté muchísimo de todo el recorrido y me impacienta leer las siguientes partes. ¡Me alegra que te gustara el enfoque actual! Quise hacerlo más "a mi manera" xD
EliminarNos vemos ;)