Forever
¡Buenas tardes de sábado!
Espero que estén disfrutando de este gran fin de semana. La entrada de hoy viene tras el rebuscar en el baúl de los recuerdos, que tras las el reto #8 tengo esa nostalgia. Iré subiendo más relatos poco a poco.
Espero que lo disfruten.
¿Qué teníamos? ¿Ocho años?
Éramos unos críos. Dios, ¡qué jóvenes éramos! Aún recuerdo tu sonrisa como si fuera ayer. Estabas completamente sucia, manchada de barro de los pies a la cabeza y aunque el sol nos golpeaba sin ninguna clase de piedad, tú alzaste tu rostro y me dedicaste la sonrisa más hermosa que jamás volví a ver. No importaba el trabajo, siempre que pudiera robarte una sonrisa. Por aquel entonces recién nos conocíamos y éramos críos trabajando bajo unos látigos tan crueles como las arenas que nos rodeaban. Poco sabíamos de la vida o de sonreír. Sin embargo nunca me cansaré de decírtelo: te amé desde el momento en que nos vimos por primera vez.
Siempre me preguntas por qué sé que aquella fue la primera, cómo es que estoy tan seguro de que no hubo ninguna otra antes. Bien, eso tiene una respuesta sencilla: porque en ninguna de las anteriores estuviste tú.
Oh, ¿y la segunda? Ya,... ya... Siempre me llamas sentimental por recordar cada una pero, ¿qué quieres? ¿Que lo olvide? Jamás, habría que estar loco para eso. Sí, lo sé. Sé que durante la segunda tampoco te recordaba. La primera tuvimos una vida muy breve. Aquellos tiempos eran demasiado breves. Fuimos felices pero quizá por nuestra inocente juventud pensamos que sería la única vez. La Segunda me pareció más importante en comparación. En la Primera te conocí, lo sé y eso es fundamental, mi amor. Pero en la Segunda, si embargo, fue cuando descubrí que lo nuestro era para siempre.
Te recuerdo caminando por la calle con una canasta bajo el brazo y moviéndote veloz por el mercado. Intentabas comprar sin que te robasen. Un logro que solo estaba a tu alcance, amada mía. Recuerdo que me acerqué para robarte al menos una pieza de fruta y tu sonrisa me cogió por sorpresa. Borró mis intenciones y me dejó inmóvil. Recuerdo que sentí como todo mi interior temblaba, se removía, que esa sonrisa ya la había conocido. Me obsesioné contigo y cuando por fin pareciste corresponderme, te recordé. Eso fue un regalo en unos tiempos difíciles.
Sí, sé que siempre digo que son tiempos difíciles. Todos lo son, ni uno es más fácil que el anterior. Quizá con más o menos guerras o enfermedades u odios entre familias pero siempre difíciles. No obstante, tienes que admitir que la décima vez, aquella en la que se castigaban los amores entre iguales fue una vez MUY difícil. Por aquel entonces, a partir de la tercera, yo ya había jurado recordarte. Aún te veo, montado en un corcel famélico. Esa vez fuiste tú el pobre, ya que la vez anterior tuviste una buena familia. Recuerdo que buscaba entre toda dama que se me cruzara una sonrisa que brillara diferente. Me había adelantado, por lo que antes de nuestro encuentro estaba perdiendo toda esperanza. Quizá esa vez no fuéramos a vernos... El caballo, sí. Sabes que me voy por las ramas cuando recuerdo. Una bestia que casi no se tenía en pie y aún era capaz de llevarte sobre su lomo. Terca bestia como su dueño. Quizá el instinto de todas estas veces fue lo que me llevó a ayudarte. Si te soy sincero, lo más probable es que hubiera pasado de largo de ser otra persona. Así que desmonté tras asegurarme que no era una trampa en el camino, me agaché a tu lado y te tendí lo que llevaba en las alforjas. No era mucho, hacía un par de jornadas que había partido. Apenas un trozo de queso, algo de pan y agua. Entonces, me sonreíste agradecido. Sí, agradecido, aquella vez eras un hombre. Tantos años buscando una sonrisa femenina, ¡y ahí estabas!
¡Claro que recuerdo cuando yo fui una mujer! Una muy atractiva, por cierto. Pelirroja, eso no se ve tanto ahora como en otros tiempos. Por lo que parece están predominando los morenos. De cualquier forma, siempre nos acabamos encontrando. Los tiempos son difíciles, las posibilidades de relacionarnos imposibles... pero aquí estamos. El uno con el otro.
Sí, sé que soy un sentimental. Cada vez que estamos juntos, que te hablo del pasado y pensamos en el futuro, es lo que me dices. "Eres un sentimental, solo quieres recordar". ¿Qué tiene de malo? Es lo que me da la vida mientras no te encuentro, pensar en todas las vidas que compartimos, en todas las veces que fuimos felices juntos. No importa el tiempo que pase, aun no comprendo porqué a ti te gusta olvidar. Si quieres encontrarte conmigo tanto como yo contigo, ¿por qué olvidar? Es más ilógico que querer recordar.
Lo sé... Lo sé...
Siempre respondes lo mismo. "Para que cada vez sea la primera."
A ti te gusta amarme siempre como la primera vez y a mi me gusta amarte de forma continua, sabiendo que volveremos a estar juntos. Porque nuestro amor es para siempre, lo supe desde la primera sonrisa.
Ahora mi amor descansa, aún eres demasiado joven para comprender lo que te estoy diciendo pero te esperaré como siempre lo he hecho y siempre lo haré.»
Espero que les haya gustado, mañana más y mejor. ¡Un saludo a todos!
Espero que estén disfrutando de este gran fin de semana. La entrada de hoy viene tras el rebuscar en el baúl de los recuerdos, que tras las el reto #8 tengo esa nostalgia. Iré subiendo más relatos poco a poco.
Espero que lo disfruten.
Forever
«¿Te acuerdas de la primera vez?¿Qué teníamos? ¿Ocho años?
Éramos unos críos. Dios, ¡qué jóvenes éramos! Aún recuerdo tu sonrisa como si fuera ayer. Estabas completamente sucia, manchada de barro de los pies a la cabeza y aunque el sol nos golpeaba sin ninguna clase de piedad, tú alzaste tu rostro y me dedicaste la sonrisa más hermosa que jamás volví a ver. No importaba el trabajo, siempre que pudiera robarte una sonrisa. Por aquel entonces recién nos conocíamos y éramos críos trabajando bajo unos látigos tan crueles como las arenas que nos rodeaban. Poco sabíamos de la vida o de sonreír. Sin embargo nunca me cansaré de decírtelo: te amé desde el momento en que nos vimos por primera vez.
Siempre me preguntas por qué sé que aquella fue la primera, cómo es que estoy tan seguro de que no hubo ninguna otra antes. Bien, eso tiene una respuesta sencilla: porque en ninguna de las anteriores estuviste tú.
Oh, ¿y la segunda? Ya,... ya... Siempre me llamas sentimental por recordar cada una pero, ¿qué quieres? ¿Que lo olvide? Jamás, habría que estar loco para eso. Sí, lo sé. Sé que durante la segunda tampoco te recordaba. La primera tuvimos una vida muy breve. Aquellos tiempos eran demasiado breves. Fuimos felices pero quizá por nuestra inocente juventud pensamos que sería la única vez. La Segunda me pareció más importante en comparación. En la Primera te conocí, lo sé y eso es fundamental, mi amor. Pero en la Segunda, si embargo, fue cuando descubrí que lo nuestro era para siempre.
Te recuerdo caminando por la calle con una canasta bajo el brazo y moviéndote veloz por el mercado. Intentabas comprar sin que te robasen. Un logro que solo estaba a tu alcance, amada mía. Recuerdo que me acerqué para robarte al menos una pieza de fruta y tu sonrisa me cogió por sorpresa. Borró mis intenciones y me dejó inmóvil. Recuerdo que sentí como todo mi interior temblaba, se removía, que esa sonrisa ya la había conocido. Me obsesioné contigo y cuando por fin pareciste corresponderme, te recordé. Eso fue un regalo en unos tiempos difíciles.
Sí, sé que siempre digo que son tiempos difíciles. Todos lo son, ni uno es más fácil que el anterior. Quizá con más o menos guerras o enfermedades u odios entre familias pero siempre difíciles. No obstante, tienes que admitir que la décima vez, aquella en la que se castigaban los amores entre iguales fue una vez MUY difícil. Por aquel entonces, a partir de la tercera, yo ya había jurado recordarte. Aún te veo, montado en un corcel famélico. Esa vez fuiste tú el pobre, ya que la vez anterior tuviste una buena familia. Recuerdo que buscaba entre toda dama que se me cruzara una sonrisa que brillara diferente. Me había adelantado, por lo que antes de nuestro encuentro estaba perdiendo toda esperanza. Quizá esa vez no fuéramos a vernos... El caballo, sí. Sabes que me voy por las ramas cuando recuerdo. Una bestia que casi no se tenía en pie y aún era capaz de llevarte sobre su lomo. Terca bestia como su dueño. Quizá el instinto de todas estas veces fue lo que me llevó a ayudarte. Si te soy sincero, lo más probable es que hubiera pasado de largo de ser otra persona. Así que desmonté tras asegurarme que no era una trampa en el camino, me agaché a tu lado y te tendí lo que llevaba en las alforjas. No era mucho, hacía un par de jornadas que había partido. Apenas un trozo de queso, algo de pan y agua. Entonces, me sonreíste agradecido. Sí, agradecido, aquella vez eras un hombre. Tantos años buscando una sonrisa femenina, ¡y ahí estabas!
¡Claro que recuerdo cuando yo fui una mujer! Una muy atractiva, por cierto. Pelirroja, eso no se ve tanto ahora como en otros tiempos. Por lo que parece están predominando los morenos. De cualquier forma, siempre nos acabamos encontrando. Los tiempos son difíciles, las posibilidades de relacionarnos imposibles... pero aquí estamos. El uno con el otro.
Sí, sé que soy un sentimental. Cada vez que estamos juntos, que te hablo del pasado y pensamos en el futuro, es lo que me dices. "Eres un sentimental, solo quieres recordar". ¿Qué tiene de malo? Es lo que me da la vida mientras no te encuentro, pensar en todas las vidas que compartimos, en todas las veces que fuimos felices juntos. No importa el tiempo que pase, aun no comprendo porqué a ti te gusta olvidar. Si quieres encontrarte conmigo tanto como yo contigo, ¿por qué olvidar? Es más ilógico que querer recordar.
Lo sé... Lo sé...
Siempre respondes lo mismo. "Para que cada vez sea la primera."
A ti te gusta amarme siempre como la primera vez y a mi me gusta amarte de forma continua, sabiendo que volveremos a estar juntos. Porque nuestro amor es para siempre, lo supe desde la primera sonrisa.
Ahora mi amor descansa, aún eres demasiado joven para comprender lo que te estoy diciendo pero te esperaré como siempre lo he hecho y siempre lo haré.»
Espero que les haya gustado, mañana más y mejor. ¡Un saludo a todos!
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