Tales of Pain III: Love
¡Buenas tardes! Hoy nos ponemos trabajadores y románticos. Traigo para ustedes una nueva edición de nuestros conocidos Tales of Pain. Espero que lo disfruten, es diferente a lo que suelo publicar.
«Nadie podrá entender nunca, por muchas palabras que utilizara, cuánto la amo.
Nuestros sentimientos son únicos y quizá, solo quizá, la poesía o la más arrebatadora literatura serían capaces de acercarse a la definicicón de nuestro amor. Solo tengo que mirarla a los ojos para notar la llama que se enciende entre nosotros. Pero si fuera solo su mirada...
¡Oh, si fuera solo la mirada!
Entonces en la más profunda oscuridad o cerrando los ojos podría dejar de amarla pero no. Su risa estremece los cimientos de mi alma, hipnotizándome como el canto de una sirena. Sus ojos y su voz son lo que convierten en nobles estos sentimientos y los alzan hasta un estado superior de belleza.
No obstante...
Todo tiene su contrapunto y es cuando caemos hasta la más profunda lujuria, un deseo oscuro que nos corrompe y convierte en demonios. Su aliento es aire que abrasa mis pulmones, robándome jadeos al buscar sus labios con mayor frenesí. Su piel, ta delicada cuando hablamos, ahora es fuego. Ella es la llama y yo solo deseo consumirme en ella. La ropa se vuelve jirones, destrozada en el suelo mientras nos tumbamos sobre la cama. Los labios no se separan, las lenguas se enredan y solo buscamos más. Gemimos con el menor roce, nuestras pieles están sensibles hasta el punto que la menor brisa nos hace jadear. Me tumbo sobre ella, acomodándome entre sus piernas. Sus caderas se acoplan perfectamente a las mías, estamos hechos para encajar. Noto la presión de sus pechos contra mi torso, como nuestras pieles se buscan entre jadeos y caricias, exigiendo a nuestros sexos que se fundan en uno. Mi mano acaricia su pierna, la acaricio con delicadeza pero luego la alzo con firmeza cuando su mirada me insta a hacerlo y me dejo llevar por el deseo, entrando en ell, dejándome envolver en su cálida humedad. Los enloquecedores gemidos música en mis oídos, solo pensamos en arder una y otra vez hasta quedar reducidos a cenizas. Ella dice mi nombre...
Cierro las cortinas con una sonrisa cuando la pierdo de vista.
Sí.
Mañana será mía.»
Espero que les haya gustado. Mañana más y mejor. Cualquier sugerencia de historia que les gustaría, un estilo, una idea siempre será bien recibido. ¡Saludos!
Amor
«Nadie podrá entender nunca, por muchas palabras que utilizara, cuánto la amo.
Nuestros sentimientos son únicos y quizá, solo quizá, la poesía o la más arrebatadora literatura serían capaces de acercarse a la definicicón de nuestro amor. Solo tengo que mirarla a los ojos para notar la llama que se enciende entre nosotros. Pero si fuera solo su mirada...
¡Oh, si fuera solo la mirada!
Entonces en la más profunda oscuridad o cerrando los ojos podría dejar de amarla pero no. Su risa estremece los cimientos de mi alma, hipnotizándome como el canto de una sirena. Sus ojos y su voz son lo que convierten en nobles estos sentimientos y los alzan hasta un estado superior de belleza.
No obstante...
Todo tiene su contrapunto y es cuando caemos hasta la más profunda lujuria, un deseo oscuro que nos corrompe y convierte en demonios. Su aliento es aire que abrasa mis pulmones, robándome jadeos al buscar sus labios con mayor frenesí. Su piel, ta delicada cuando hablamos, ahora es fuego. Ella es la llama y yo solo deseo consumirme en ella. La ropa se vuelve jirones, destrozada en el suelo mientras nos tumbamos sobre la cama. Los labios no se separan, las lenguas se enredan y solo buscamos más. Gemimos con el menor roce, nuestras pieles están sensibles hasta el punto que la menor brisa nos hace jadear. Me tumbo sobre ella, acomodándome entre sus piernas. Sus caderas se acoplan perfectamente a las mías, estamos hechos para encajar. Noto la presión de sus pechos contra mi torso, como nuestras pieles se buscan entre jadeos y caricias, exigiendo a nuestros sexos que se fundan en uno. Mi mano acaricia su pierna, la acaricio con delicadeza pero luego la alzo con firmeza cuando su mirada me insta a hacerlo y me dejo llevar por el deseo, entrando en ell, dejándome envolver en su cálida humedad. Los enloquecedores gemidos música en mis oídos, solo pensamos en arder una y otra vez hasta quedar reducidos a cenizas. Ella dice mi nombre...
Cierro las cortinas con una sonrisa cuando la pierdo de vista.
Sí.
Mañana será mía.»
Espero que les haya gustado. Mañana más y mejor. Cualquier sugerencia de historia que les gustaría, un estilo, una idea siempre será bien recibido. ¡Saludos!
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